La Medicina China, de la cual forma parte la Acupuntura, La
Fitoterapia, El Masaje Tui Na, La dietoterapia, El Qi Gong, es un método terapéutico basado en un enfoque
biológico distinto al occidental; se parte del principio de la existencia de
una sustancia inmaterial, invisible para nosotros, que llamarnos energía y que
es la responsable, en primera instancia, de cualquier cambio biológico.

En China se
desarrollo, en profundidad, ese maravilloso legado de la tradición, que concibe
al hombre como ente sometido en todo momento a las influencias cosmológicas y
telúricas, dando lugar a un principio que desgraciadamente nuestra avanzada
civilización no ha considerado en su justa medida: “El hombre responde al cielo y a la tierra”.
El hombre es un
microcosmos inserto en el macrocosmo. El hombre es un ser bipolar alternante,
sujeto de forma determinante a las influencias de dos fuerzas antagónicas y
complementarias.
Estas fuerzas son las del cosmos (Yang) y la tierra (Yin). En resumidas cuentas, el
hombre es un transformador de energía,
diferenciándose del resto de los seres vivos en que es capaz de producir
y responder a ciertas manifestaciones específicas, que forman los planos
psíquicos de actuación o nivel Shen, como explican las teorías energéticas
chinas.
Coincidiendo con los grandes avances científico
técnicos de nuestro siglo, paradójicamente, nos encontramos con un fenómeno de
interés creciente por estas milenarias y ancestrales culturas, sorprendiéndonos
a todos con un legado cultural que parece anticiparse en muchos conceptos a los
más revolucionarios descubrimientos y teorías actuales.